Usted combate el viejo adagio de Pascal: "El corazón tiene razones que la razón no tiene".
Pascal estaba equivocado, basta ver lo que era él, un Rasputín sentimental. Amar no solo es sentir, es pensar. Si no, estarías sometido a sus vaivenes, como al clima, queriendo y odiando. Voy contra esa fluctuación, que te lleva al cielo y al infierno como decía Platón. Amor no es igual a enamoramiento, ahí es puramente afecto. Es voluntad.
¿Si el amor fuera solo racional no sería demasiado conservador, apático, sin fantasía ni poesía?
El estado de enamoramiento es casi místico, por eso los poetas y los filósofos terminaron así, pero cuántos hay caminando por las calles. Estoy de acuerdo con que a través de la razón no puedes dejar de amar a voluntad, entendiendo el amor como esa flecha que te cae por la espalda. Pero sí puedo alejarme. Y para hacerlo requiero decisión, no afecto. El adicto al crack lo deja gustándole el crack. Una paciente mía tenía un marido muy infiel, entonces a la infidelidad número 50, lo iba a dejar y al final me dijo: "Lo perdoné". Me molesté y me dijo: "No, doctor, usted no entiende. Lo perdoné, pero lo eché". ¡Y para hacer esto necesitó pensar!
Existen tres patologías: el síndrome de la nodriza, de la geisha y de la empleada; que también se aplica a los hombres.
¿Quién es la nodriza... suena a algo edípico?
Sí, es la mamá, la que redime, la salvadora, a la que le encantan los hombres deprimidos y arrastrados, pobres, tristes. Se excitan cuando ven a un fracasado, necesitan cuidarlo. Se llama codependencia: necesito que me necesites. Es la metáfora de la amante mujer con el hijo hombre.
¿Quién es la geisha?
Es la que complace, la que hace de la relación un 'spa'... son sumisas en lo sexual, se preocupan por su físico, siguen las tres lógicas de la decoración, el camuflaje o la reconstrucción, que es la cirugía. Ellas las utilizan para agradar al guerrero, crearle reposo y bienestar. Es la amante con el amo-rey, a quien rinde pleitesía.
¿Y la empleada... suena a alguien sin erotismo?
Sí, ella ya no rinde pleitesía, sino cuentas, lo que hace es, factura en mano, responder al dueño de la empresa, es la administradora, un 'room service'. Es la metáfora de la empleada con su jefe. Cualquiera de estas formas de complacencia y abnegación es irracional, inútil y enfermiza. Y nuestra cultura las vende como un ideal. En cambio, yo propongo un individualismo responsable. La generosidad es mejor moralmente, pero es menos práctica. A no ser que seas un masoquista ¿si das cariño no esperas cariño?, ¿si eres fiel no esperas fidelidad? ¿si das sexo no esperas sexo? El amor debe ser absolutamente recíproco, debe tener un feedback permanente.
A usted que le gusta la filosofía, Nietzsche sentenciaba: "Todo acto de amor está más allá del bien y del mal".
Sí, un acto de amor digno, democrático, no patológico, está más allá del bien y del mal. Pero Nietzsche no fue exitoso, estuvo enamorado de una vieja que nunca le paró bolas. Pero el tipo confiaba, era uno de los pocos que defendían la amistad en el amor. Montaigne decía que no podía haber amistad entre un hombre y una mujer , que el Eros estorbaba.
¿Y usted qué piensa? Antonio Gala decía que el amor es una amistad con momentos eróticos.
Pero, claro, el amor es hacer el amor con la mejor amiga. Uno define el éxito del amor en el poscoito, qué haces después, de qué hablas, si tienes de qué hablar, porque si el poscoito es la muerte de Platón o el aburrimiento de Schopenhauer, es una pesadilla. Pero si se convierte en una chismografía rica, en comer una manzana juntos, en ver televisión, en compartir filosofías... ahí el Eros se acaba, ya no está el deseo y aparece la mente pura, la concordancia.
Es precioso el poscoito, pero aun ahí surge el apego, ¿es este la principal causa del sufrimiento?
¡Sí!, por eso defiendo el desapego que no es ausencia de deseo, sino la capacidad de renunciar al deseo cuando debo hacerlo: cuando mis principios y valores estén en juego.
Una vez tuve una obsesión y recuerdo que me dije: "Dentro de cuatro años me voy a acordar de esto y me va a parecer ridículo". Y eso me sirvió. Lo que hoy es dolor mañana será recuerdo.
¿Usted le perdonaría una infidelidad a su esposa?
Si es una aventura, sí. Si son dos, ya me sentaría a pensar. Si fueran tres, la mando al carajo. Y si tuviera un amante, yo no podría seguir viviendo con ella, porque mataría lo más vital en una relación que es la confianza básica, la certeza de que nunca me va a hacer daño intencionalmente. Es la única certeza que se puede tener en el amor.
¿Los hombres y las mujeres son infieles por distintas causas?
La mujer no es infiel con cualquiera, sino con el mejor amigo. Ella no entra por el sexo, te tiene que ver inteligente, no busca un pene, sino quién está detrás del pene. El costo social para la mujer es muy alto, es santa o ramera por eso, cuando es infiel busca personas de confianza, que no cuenten, y no deja pistas, es muy difícil que la pillen. Los hombres dejamos pistas, en el fondo queremos que nos descubran...
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